Después de unas 12 horas de vuelo ¡ya habíamos llegado! pasamos la aduana, cogimos el autobús que nos llevaba hasta la oficina del rent a car, una vez allí seleccionamos nuestro coche y ya estábamos inmersos en el tráfico de Los Ángeles rumbo a nuestro destino: Santa Mónica a 9 millas de distancia
El hotel que teníamos reservado era
Seaview Hotel
1760 Ocean Ave.
Santa Monica, CA. 90401
310.393.6711
Un hotel a menos de 5 minutos andando de la playa y a unos 10 minutos andando del espectacular muelle de Santa Mónica, con unas habitaciones tipo Ikea, y una cama increíblemente grande y cómoda, la peor parte se la llevaba el baño, falto de una buena reforma, pero nada que no pudiera apañarse duchándose con chanclas.
Un punto muy importante del hotel es que disponen de parking privado para los huéspedes, si bien no tienen muchos sitios tenemos que decir que no tuvimos problemas para aparcar en el durante nuestra estancia.
Además el personal era de lo más amable, dispuestos a ayudarte, recomendarte sitios para comer y resolver cualquier duda que tuvieras.
Una vez soltamos todas las cosas estábamos como locos por echar un vistazo a lo que teníamos alrededor, así que nos pusimos rumbo al famoso muelle embarcadero de Santa Mónica, cuando quisimos llegar ya se nos había hecho de noche
El muelle, construido en 1909 es espectacular y muy conocido gracias al cine, ya que ha salido en cientos de películas y series, tiene varios restaurantes y alberga un pequeño parque de atracciones en su interior, ¡aún de noche el ambiente es increíble!, además de tener unas vistas espectaculares de la playa, es un lugar que sin duda hay que conocer
Dentro del muelle nos encontramos el cartel que marca el fin del camino (end of trail) de la ruta 66.
Y el famoso Zoltar de la película Big
Después de tantas emociones ya no podíamos con la vida y nos fuimos a descansar al hotel, demasiadas emociones para un sólo día